GARNACHA Y TIERRA DE GARNACHA

La garnacha es una variedad que lleva mucho tiempo aclimatada a nuestras tierras aragonesas.
Esta variedad, dependiendo del entorno: suelo y clima, da un perfil u otro. Por ello, dicen de la garnacha que tiene «mil caras», expresión que refleja la capacidad de esta variedad de transmitir del fruto al vino lo sucedido durante su maduración en la cepa.

¿Qué hace distinto la garnacha de Lecera?
Aunque hace calor y sol, hasta prácticamente agotar a la planta, por el subsuelo hay corrientes subterráneas, que le aportan la suficiente humedad para madurar. Y hay que saber cuándo está madura de verdad , que es lo difícil.

Lécera se encuentra ubicada en una llanura esteparia, con un clima extremo y escasa pluviometría. El intenso calor en verano incide hasta prácticamente agotar a la planta. Sin embargo, su resistencia es posible gracias a la existencia de corrientes subterráneas, que le aportan la suficiente humedad para madurar. Definir el momento adecuado de su maduración es uno de los aspectos más relevantes y de los que dependerá el futuro de los vinos.

La garnacha de Lécera es diferente a cualquier otra porque no depende de la variedad de su planta, sino de los suelos que le alimentan, del clima especial de esta tierra, que la hace particular. Conocer los procesos de maduración de sus frutos nos permite conseguir unos vinos genuinos, propios, con notas y matices exclusivos que sólo aporta la variedad garnacha.

Vendimiada en su momento obtenemos vinos con una frescura sorprendente, con fruta sazonada en licor, compleja y tonos florales que le confieren la personalidad de una garnacha de Lécera, con sus taninos suaves, sedosos y finos.